Atrapada. Atada de pies y manos. Enloquecida. Ausente y presente. Estoy asustada. Malherida y angustiada. ¿Flechada? Loca. Totalmente demente. Nerviosa, sensible y alterada. Estoy flotando pero me siento pesada. Me dueles y te lloro. Estoy necesitada, estoy más que pirada. Mal, pero a la vez tan genial. Como siempre que te veo, como siempre que me miras. Estoy casi inerte pero reviento de ganas. Estoy tremendamente viva. Espero… Te espero. Volvamos a empezar. O sigamos como hasta ahora. Crucemos la frontera. Tengo miedo y tú eres un cobarde.
Me desespero. Me ahogo en el laberinto que construyes con palabras. Estoy mareada. Peligro: tengo vértigo. Cúrame. Yo prometo cuidarte. Hace frío y no hay alcohol. Somos un maldito secreto a la luz del día pero seremos un delito cuando se vaya el sol. Te prohíbo que me llames. Te prohíbo que me escribas. Te prohíbo que me olvides. No, no lo harás…
Estoy rabiosa. Desencajada. Agarrotada, abatida y malhumorada. Quiero un abrazo. Quiero un revés. Quiero más citas. Quiero volver a verte reír, callar y escuchar. Sumergirme en tus ojos de color indefinido.
Me estremezco. Me desequilibras. El pulsómetro estalla cuando me rozas. No duermo, sueño. Y me muero de celos. Pero ella también. Eres un irresponsable. Aunque yo soy amoral. Estoy aterrorizada y encantada.
Brindemos. Brindemos por aquellas sonrisas. Un brindis por cada minuto que respiro contigo. Y una copa de más por cada día que no te tengo. Átame o ya déjame escapar. Quiero gritarte, quiero odiarte. Y quiero fugarme. ¡Vámonos! Llévame contigo a un rincón perdido, donde nadie nos conozca, donde no existan los corsés sociales y las ternas no terminen en drama. Donde no seamos una mentira nunca más.
Perdóname. He perdido el rumbo y tú has perdido el norte. Y la cabeza, los dos. Inconscientes, impulsivos, contaminados. Adictos a la piel y al olor. Desnúdame, te mueres de ganas. No voy a detenerte. Ya te lo he dicho, soy amoral y egoísta. Vulnerable también. Es cierto, te (re)quiero aquí, ahora y sin censura pero si buscas responsabilidades te equivocaste conmigo… Yo no soy esa.
Jugamos con fuego y ardemos sin control. Rozando el límite, saltando al vacío en cada beso robado. Construimos atmósferas infernales repletas de llamas que en un segundo son vida y después manto abrasador. Somos pecado y penitencia al mismo tiempo. Tú mi héroe y mi villano. Yo tu rehén y tu condena.
Quizá somos pura lujuria.
O simple veneno.
Pero me gusta acogerme a la máxima de Paracelso «todo es veneno, nada es sin veneno. Sólo la dosis hace el veneno».
No olvides traer tu dosificador la próxima vez.
Desgarrador. Intenso. No tengo mas palabras q describan este relato estremecedor
Me gustaMe gusta
Me gusta, no pares…sigue
Me gustaMe gusta