Tu espalda el sendero
que me arrastra al infinito
del vértigo que siento
cuando estás conmigo.
Tus ojos color de noche
me atormentan con su brillo
para impedirme el sueño
en mis desvelos sin dominio.
Tu lengua en mi cintura
recorriendo ansiosa los huesos
bajo la piel que arañas y sutura
embriagada por tu tacto travieso.
Tus manos suaves y poderosas
oprimiéndome sin tregua
acarician mi alma armoniosas
y me roban toda esta fuerza…
De seguir odiándote a gritos
cuando guardo tu amor en silencio
y te oculto entre sombras y mitos
porque al quererte yo me sentencio.