Eres valiosa

Que nadie te diga que no puedes, que no lo conseguirás, que intentarlo no merece la pena. Que no te roben los sueños, los ideales, las ilusiones. Que no te quiten la esperanza, que no te infundan temores.

No dejes que te juzguen, no sucumbas a la crítica. Se todo lo libre que quieras ser, o al menos procúralo. No permitas que te acobarden, que te denigren, que te utilicen. Rompe las reglas, vive según tu propio criterio, que no te dominen.

Escucha bien a tu conciencia, y sigue siempre los latidos de tu corazón.

Camina con paso seguro, no bajes la mirada, quéjate cuando algo te moleste, no te agrade, te duela. Pero hazlo bien, no te conviertas en el ataque que no esperas recibir. Tampoco te conformes con lo que no mereces. Incomoda. Haz ruido. Busca más, reclama mejor. No te calles, no pongas ni te pongas mordazas.

No dejes que se quiebre tu dignidad, que te hagan sentir insuficiente. Y si eso llega a pasar, sal de ese lugar sin pensarlo porque no te conviene. Aléjate del menosprecio, del desdén, de la burla, del vilipendio… Cuando se permite una vez ya nunca cede. No trates de ajustarte a la norma, lo tuyo es ser diferente.

Y no, no es fácil, nunca lo es.

Brilla, crece, vuela. Rodéate de gente que sume y suma tú también con ellos. Que nadie haga de menos tus problemas, tus lágrimas, tus miedos. Tu dolor no es paranoia, no es drama, no es exagerado. Es tuyo. Y no hay nada malo en ser vulnerable. A quien no te tenga en cuenta tal y como eres enséñale dónde está la puerta.

Construye un refugio en tu alma cuando te sientas desamparada, protégela, protégete. Llora todo lo que necesites, no eres más débil por ello, al contrario, ya aguantaste lo suficiente. Y sí, sonrójate también sin culpa, eres emoción, eres belleza, eres sinceridad.

Eres vida.

Sacúdete los complejos, que no te paralicen las inseguridades, acepta que no somos perfectas. Ellos tampoco lo son. Ahórrate los filtros, no anheles ser alguien que no eres, recuerda que siendo tú ya eres la mejor. No te acomodes en la impostura, huye del qué dirán, y nunca, nunca, te fuerces a hacer algo que no quieres. Ama sin tapujos, ríe a carcajadas, baila sola frente al espejo, canta aunque estés desafinada.

Descubre tu sexualidad sin pudor, conócela, conócete. Disfruta la intimidad, goza en el deseo, no condiciones a una cuestión moral el placer de la piel. Llega tan lejos como quieras llegar. No finjas resignada, no complazcas obligada, pide, habla, se clara en la cama. Besa, apasiónate, siente, arde, juega, provoca, seduce y déjate llevar. No eres una zorra por ello.

Usa tacones, deportivas, vestidos cortos, pantalones. Ponte lo que te dé la gana. Terminarás lidiando siempre con alguna mirada obscena donde menos te lo esperes, pero no te achantes ni te sientas deshonrada, no olvides que el problema de la cosificación no reside en el largo de tu falda.

Acéptate. Quiérete. Respétate. Cuídate. Tú eres lo más preciado que tienes.

Y, sobre todo, valórate. Eres única con tus decisiones, tus consecuencias, tus errores, tus dudas, tus metas, tus debilidades, tus fortalezas. Que los prejuicios ajenos no se instalen en tu cabeza. Que los límites de los demás no te detengan.

Que nadie te diga quién eres ni cómo deberías ser.

Que nadie te menosprecie nunca por ser mujer.

Mujeres ok

 

Mujeres

mafalda-el-moderadorCuando llegué a la oficina esta mañana mi jefe me felicitó. Si no es mi cumpleaños, ni mi santo, ni el Real Madrid ha ganado nada todavía… ¿Por qué me felicitas, si mis objetivos laborales ya los cerré la semana pasada? «Por ser mujer».

No me había acordado de que hoy es ese día en el que las mujeres del mundo reivindicamos protagonismo y los hombres a su vez dejan ver su lado más feminista apoyando con likes y tópicos nuestros derechos y capacidades. Derechos y capacidades, por otro lado, que no deberían necesitar ser reivindicados a estas alturas del siglo. Sin embargo, según las estadísticas parece que algo todavía no funciona cuando sólo el 26% de los puestos de responsabilidad en España los desempeñan mujeres (cifra algo superior a la media europea que se sitúa en el 24%), cuando nuestros sueldos están aún por debajo y cuando eso de la conciliación familiar es una dificultad mucho mayor para nosotras.

Algo no funciona cuando la violencia de género bate cifras de escándalo cada año que pasa, aunque también me pregunto si el aumento se debe a una mayor visibilidad en los medios y a la valentía de las víctimas que ahora se atreven a denunciar más, porque el maltrato a la mujer desgraciadamente no es cosa nueva. Y algo estamos haciendo realmente muy mal cuando ya en la adolescencia se sufren este tipo de situaciones y el acoso escolar (en ambos sexos) empieza a cobrarse sus propias víctimas.

Algo no funciona cuando llegado el 8 de marzo se alzan las voces de la igualdad que se callan en el día a día, de forma a veces tan inconsciente. En lo cotidiano, en las relaciones personales, en la familia, en el recoge la mesa, en el cuida a tu padre, en el prepara la comida y prevé la despensa. Actitudes tan intrínsecas en los roles de género que son difíciles de erradicar. Imagino que por eso hoy las mujeres del mundo reivindicamos más oportunidades y mayor toma de decisión.

Sin embargo, por otro lado a veces me parece que en este afán por hacernos más visibles llegamos a caer en lo absurdo. Personalmente no me siento ofendida si el monigote de los semáforos es masculino o si la fachada del Congreso habla nada más de Diputados. Si seguimos así, inventando palabras como las «miembras» de aquella ministra de cuyo nombre no quiero acordarme o la última llamada de la alcaldesa Ada Colau a los «mujerajes» en detrimento de los homenajes de toda la vida, terminaremos nada más pateando el diccionario haciéndole flaco favor a lo que de verdad importa reivindicar que es fundamentalmente el estereotipo que el machismo de a pie como una losa nos cuelga de la espalda.

Como soy mujer tengo la habilidad de enojarme por todo, por nada y por si acaso. Soy una paranoica cuando me dejan en visto en whatsapp o con la palabra en la boca. Soy una intensa cuando no responden a mis preguntas, cuando me preocupo por alguien o demuestro lo que siento. Soy una fiera descontrolada que una vez al mes se da atracones de comida y llanto por mandato hormonal. Sí, perdón, pero es que estoy «en mis días”. Y como soy mujer, mis amarguras se curan con un buen polvo, porque probablemente es la falta del mismo lo que me las produce. También como soy mujer me encanta el drama y le doy la vuelta a todo, por si no quedaba claro mi grado de paranoia. Voy siempre un paso adelantada en mis elucubraciones normalmente infundadas, imagino lo que no es, pido explicaciones de más, hablo después del sexo y me gusta que me abracen por detrás. Qué complicada, ¿verdad?

Eso no es más que el ejemplo de ese machismo «inofensivo» de barra de bar y grupo de amigos que sin darnos cuenta se cuela entre las conversaciones y las actitudes de quienes nos rodean. Sí, probablemente me enfado, y tengo altibajos emocionales, y puedo reír y llorar, y me siento libre para hacerlo. Pero nunca fui a ballet y me encanta el fútbol. A los Reyes Magos les pedía barcos piratas en vez de muñecas Nenuco y prefería las aventuras de Tintín a los cuentos de hadas. Sí, soy mujer y quiero ser madre, pero respeto a quienes no sienten ese deseo en su interior sin considerarlas por ello menos féminas. Defiendo el derecho a decidir sobre nuestro cuerpo bajo el amparo de la legalidad y aunque en mi conciencia no quepa el aborto eso es nada más una cuestión estrictamente personal. Sí, soy mujer y soy insegura, irracional y alocada. Pero también agarro la vida con un par de los vuestros cuando hace falta.

«Felicidades por ser mujer». Esas palabras me mantienen todavía algo confusa. Yo no escogí mi sexo ni tampoco felicitaría a un hombre por el hecho de serlo, aunque entiendo que es una muestra de cariño hacia lo que hoy representamos tal como lo dicta el calendario. Pero en definitiva lo que cuenta en esta vida son las personas y sus valores; si de verdad estamos luchando por esa igualdad de género, no entiendo por qué hacemos siempre tantas distinciones.

 

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