Barco a la deriva entre tus dedos, furiosa, salvaje.
Perdida.
Latente de esperanza, muerta de miedo.
Ansiosa, incauta.
Me marea el vaivén de la indecisión, me aferro a cada ola sin remedio.
Busco la orilla a veces, surcando la salvación.
Pero de nuevo dejo atrás esa tierra firme, tediosa, yerma.
Y me hundo en el peligro…
Tu terreno.
Tengo sed de ti.
Húmedo deseo me embriaga azotándome la calma.
Y regreso, regreso, regreso…
Porque no hallo en el cielo estrellas más bellas que tus lunares,
ni constelación que me alumbre como haces tú.
Quiero ser gaviota errante y anidar sobre tu cuerpo,
magia eterna los besos que agitan mi mar sereno.
Instinto, razón, anhelo.
Tu boca, mi perdición y mi consuelo.