El temblor previo a un beso.
Un suave roce sin querer, queriendo.
Los buenos días somnolientos.
La ropa desmadejada en el suelo.
Una sonrisa espejada en la mirada.
Las lágrimas nacidas en una risotada.
Los libros que se atesoran en el alma.
Las frases que alguien más acaba.
Los dedos entrelazados al andar.
Las noches acurrucados en un sofá.
Las huellas del camino que va quedando atrás.
Las tardes de domingo frente al mar.
El lugar preciso, el momento adecuado.
El cálido invierno, la lluvia en verano.
El olor a café recién hecho,
a dulces, a guisos, a pan tostado.
Los abrazos que aprietan
y las palabras que abrazan.
Las heridas que se curan
y los sueños que se alcanzan.
El eco de los latidos en cada reencuentro.
Los acordes de una guitarra que suena a lo lejos.
La conciencia tranquila, la duda en silencio.
Mis miedos en tu regazo, tu hogar en mi pecho.