¡¡Gracias totales, Iker!!

Hoy es un día triste para mí.

Me gusta el fútbol. Me gusta mucho. Siempre me ha gustado. Cuando era pequeña alternaba los juegos de cocinitas con los balonazos en el patio del colegio. Y a los Reyes Magos alguna vez les pedí la equipación por aquel entonces del Barça. Era lo que mamaba en casa, era lo que tenía cerca, era de lo que todos eran. Pero nunca me la trajeron, alegando supongo que yo era una niña y que esa fiebre futbolera pronto pasaría. Pero no pasó. Muy al contrario, mi fiebre se rebeló y contra todo pronóstico familiar esta catalana terminó siendo madridista.

Llegó la adolescencia y con ella la aparición de un jovencísimo Iker Casillas que ya apuntaba maneras a pesar de alternar periodos de titularidad y suplencias. Y en esas andaba calentando banca cuando el Real Madrid se clasificó para la final de la Champions contra el Bayer Leverkusen en Glasgow. Corría el año 2002. El año del despunte de Iker.

La noche del 15 de mayo César Sánchez, el portero titular durante la temporada, sufrió una lesión en pleno partido. Iker se enfundó sus guantes de nuevo y con tres paradas imposibles en los últimos minutos le dio al Madrid su novena copa de Europa. Iker, que era un niño, lloró aquella noche y se hizo hombre. Y yo me sentí incondicionalmente blanca.

Días después Santiago Cañizares, portero titular de la Selección Española, también se lesionó y quedó fuera de la convocatoria para el Mundial de Corea y Japón en el que Iker tuvo que tomar las riendas sin previo aviso. Quedamos eliminados en cuartos con un más que dudable arbitraje pero él se ganó su lugar en la portería cuando en octavos frente a Irlanda paró tres penaltis: uno durante el tiempo reglamentario y dos más en la tanda final. Al día siguiente toda España le apodaba ‘el Santo’, el primero de muchos más calificativos heroicos.

Debutó con el primer equipo en septiembre de 1999 a los 18 años, convirtiéndose en el portero más joven en hacerlo con el Madrid y en liga de Campeones, pero con tan sólo nueve ya formaba parte de las filas del club de su vida, en el que creció y con el que nos ha regalado infinidad de grandes momentos a todos los madridistas y me atrevo a decir que a todos los aficionados al fútbol. Nos ha brindado victorias históricas, triunfos para el recuerdo, campeonatos increíbles. Ha batido todos los récords posibles: es el portero menos goleado de la historia del Madrid y de la Selección Española, acumulando 962 minutos con el club blanco y 91 partidos completos con la Absoluta. Además de ser el único capitán del mundo que ha levantado un triplete de Selecciones (2008, 2010, 2012).

Y hablando de Mundiales, cómo dejar pasar por alto aquel 11 de julio de hace justo cinco años que todos llevamos grabado a fuego en nuestro corazón. Pero no sólo hay que recordar aquel día en el que «¡Iniesta de mi vida!» se coronó como el merecido héroe de la noche sudafricana, sino todo lo que conllevó desde el principio aquella Copa del Mundo. Que si veníamos de ganar una Eurocopa pero no nos teníamos que creer nada más, que nunca habíamos pasado de cuartos y no había que echar las campanas al vuelo, que Iker estaba desconcentrado por la presencia de su novia cubriendo el gran acontecimiento, que España nunca ganaría un Mundial… Y sí, Suiza nos metió el miedo en el cuerpo ganándonos en el primer partido. Y sí, hasta entonces ninguna Selección que perdía el primero se había coronado. Y sí, sufrimos todas las victorias por la mínima. Y sí, superamos la barrera de cuartos con sangre, sudor y un penalti parado por Iker al paraguayo Cardozo. Y sí, llegamos a semifinales y pudimos contra la férrea Alemania. Y sí, nos sentimos privilegiados por ser esta vez parte activa del sueño que todos quieren vivir. Y sí, Johannesburgo fue nuestro feudo. Y sí, las vuvuzelas por fin callaron en el minuto 116. Y sí, ¡lo logramos! Fuimos Campeones del Mundo aquella noche tan inolvidable como mágica. La noche en la que todos reímos, lloramos y nos echamos a la calle. La misma noche en la que Iker ganó su Guante de Oro y ya siendo un hombre, lloró entonces como un niño.

Dos años después de aquel hito volvió a levantar otra Eurocopa en Kiev y conquistó su primera Copa del Rey, el único título que todavía se le resistía. En total suma con el Real Madrid cinco campeonatos de Liga, tres Champions, dos Supercopas de Europa y cuatro de España, dos Copas del Rey, una Intercontinental y un Mundialito de Clubes. Además de haber sido elegido cinco veces consecutivas como el mejor portero del mundo por la IFFHS y otras seis nominado al Balón de Oro, trofeo casi inaccesible para un arquero.

Pero hoy parece que eso son sólo cifras lejanas en el tiempo. Es cierto que los años no pasan en balde y que el nivel de Iker no es el que ha llegado a ser en otros momentos, pero todavía le queda mucho fútbol en sus manos. Es cierto también que el parón al que le sometió Mourinho significó el inicio de un declive más mediático que moral que muchos detractores aprovecharon como si de la crónica de una muerte anunciada se tratara. Pero que no empañe su gloria ni las últimas dos temporadas de vaivenes ni mucho menos esta salida del club tan mal gestionada.

Hoy Iker abandona el club de su vida tras 25 años en él seguramente con la tristeza de sentirse desterrado de su propia casa e injustamente tratado por parte de una afición mínima pero ruidosa y exigente hasta lo despótico. Olvidadiza, frágil en la memoria y demasiado cruda en el error. Iker no quiere homenajes de mentira ni poses simuladas con los directivos que están forzando su salida desde hace un par de años. Pero somos muchos los que le rendiremos el homenaje que se merece guardando en nuestro recuerdo todos y cada uno de los momentos que nos ha hecho vibrar atajando balones y capitaneando uno de los vestuarios más complicados de liderar.

Gracias Iker por seguir siendo un ejemplo como persona y deportista tanto dentro como fuera del terreno de juego. Gracias por tantos años y tantos triunfos. Gracias por hacernos creer que los sueños se pueden hacer realidad y enseñarnos que la suerte del campeón es en realidad constancia, humildad y sacrificio. Gracias por todo y mucho éxito en cada nuevo reto que a partir de ahora se te presente. Ésta será siempre tu casa y tu afición, aunque hoy te quieran echar con prisas y sin remordimientos.

Tú ya eres mucho más que una leyenda. Tú eres nuestra mejor leyenda.
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¡GRACIAS TOTALES, IKER!

Autor: Cristina CG

(De)formación periodista, me cubro y descubro según las circunstancias. Acumulo vivencias y archivo recuerdos. Tropiezo, caigo, escribo y me levanto. CRISTINA CG.

2 opiniones en “¡¡Gracias totales, Iker!!”

  1. ¡Una verdadera tristeza! Tanto en España como en México, el ‘pambolero’ promedio no tiene memoria. Los triunfos se olvidan, mientras que las derrotas se suelen multiplicar.

    Deberías de escribir para el diario deportivo más prestigiado de España. En serio, lo haces muy bien.

    Venga, ánimo, seguro estará mejor con un par de mexicanitos ‘a toda madre’ en el Porto. 🙂

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